Pareciera que el matrimonio está en crisis. Por todas partes nos acechan las noticias de la «oleada» de divorcios que se están dando no sólo en parejas recién casadas, sino también en parejas que llevan muchos años de matrimonio. Resulta esto paradójico, pues quienes desean casarse ya sea por la Iglesia o por lo civil, deben esperar un promedio de un año y medio o dos años para hacerlo, debido a la interminable «lista de espera» que hay en las iglesias y en los juzgados por la cantidad de parejas que quieren casarse.

Todos sabemos que llegada ciertas fechas del año, especialmente el verano, tenemos tantas ceremonias nupciales a las que hemos sido invitados que nos resulta muy difícil organizar nuestras agendas. Ciertamente el matrimonio no está en crisis. Basta con preguntar en las iglesias, los juzgados, restaurantes, centros sociales, almacenes de trajes de boda, estudios fotográficos, floristerías, peluquerías, negocios de listas de boda, agencias de viajes de luna de miel, joyerías… y un largo etcétera, si no están desbordados por el trabajo que les suponen tantas bodas.

¿Qué sucede entonces? ¿Está en crisis el matrimonio? No. ¿Y entonces por qué tantos divorcios? En los Despachos de Abogados conocemos que después de las vacaciones del verano y de las vacaciones de diciembre, aumentan de modo considerable las consultas y los trámites de divorcio. ¿Por qué en estas épocas? Hay muchas teorías: unas teorías dicen que la convivencia intensa de las parejas en el periodo de vacaciones (las cuales conviven menos durante el resto del año debido a que ambos trabajan) les hacen «descubrir» ciertos defectos y aspectos que desconocían del otro; que no se soportan; que se acentúan más los defectos que ya se conocen; que se aburren juntos pues no tienen «puntos en común»; que los carácteres son incompatibles; que no hay diálogo ni comunicación, etc.

Otras teorías sostienen que debido a que la mujer ha adquirido independencia económica ya no «necesita» del marido. Otras, que los divorcios aumentan por la «permisividad» de las leyes, especialmente las del «divorcio express» y que es por culpa de estas leyes que facilitan los divorcios por las que éstos aumentan de manera alarmante. ¿Es cierto esto? No del todo, porque siempre ha habido leyes del divorcio y no es por esta causa que aumentan los divorcios.

Hay muchas más causas del divorcio, algunas realmente graves, tristes y deleznables como la violencia de género, los vicios e inmoralidad de algún miembro de la pareja, etc. 

Pero la verdad es que el matrimonio no está en crisis porque sigue habiendo muchos matrimonios. También es verdad que los divorcios sí han aumentado. Igualmente, es cierto que muchas parejas deciden no casarse y sí vivir juntos «sin papeles que lo acrediten» porque para qué casarse para luego «descasarse» con todos los trámites y costos que ello supone. Pero en el fondo está claro que quienes deciden casarse o vivir en «unión libre» desean ardientemente en sus corazones que su convivencia sea feliz, sea «para siempre» y que tengan hijos, tal y como se describe en las «novelas de amor». Incluso, esos mismos deseos los tienen quienes se casan, se divorcian, se vuelven a casar y luego a divorciar.

Tengo un amigo, a quien quiero mucho, que me ha invitado a su tercera boda y me ha dicho: «créeme, esta vez sí es para siempre».  Y le creo, porque es lo que queremos todos al casarnos, porque son los deseos del amor verdadero y auténtico que todos albergamos en nuestros corazones ya que, en definitiva, todas las personas hemos nacido para amar y ser amados, para darnos y entregarnos.

¿Y qué sucede entonces? ¿Seguiremos diciendo que es por culpa del matrimonio o del divorcio que estos deseos parecen irrealizables o inalcanzables?

Me parece que lo que sucede es que estamos inmersos en una cultura un tanto «pesimista» acerca del amor y la felicidad. Pareciera que fuera imposible enamorarse y entregarse para siempre por amor, pareciera que fuera imposible ser felices. Todos hemos experimentado cómo cambia la óptica de las cosas, el punto de vista que tenemos respecto del otro o de los otros cuando estamos enamorados. Todo lo vemos en positivo. Nos volvemos «optimistas». Los enamorados que se casan o se van a vivir juntos son optimistas, creen que es posible y por eso lo hacen.  Y cuando se divorcian o rompen con su pareja se vuelven «pesimistas» porque ya lo consideran imposible y por eso lo hacen.

Nos alertan con cifras alarmantes de divorcios en España. Según las estadísticas de los últimos dos años, estamos llegando alrededor de 90.000 divorcios por año. ¿Y por qué no nos hablan de las parejas que no se divorcian y permanecen casadas o de las parejas que en unión libre siguen conviviendo juntas durante muchos años? ¿Por qué no se hacen estadísticas de estos hechos reales y verificables de que el matrimonio también es posible? Seguramente estas cifras superarían en mucho a las de los divorcios.

Todos conocemos a lo largo de la historia y en nuestras propias familias un sin número de historias reales de amor verdadero que han sobrevivido a tantas dificultades y que han compartido tantos momentos felices y tristes. Tantos matrimonios felices que celebran sus bodas de plata, de oro, de diamante, rodeados de sus hijos, nietos y biznietos. Ahí están esas biografías de amor y de comprensión de tantas personas de «carne y hueso» que realmente las han vivido, las viven y las vivirán. Y, sin embargo, esas historias reales no se cuentan ni se les hace mucho eco en los medios de comunicación. Porque precisamente parecen imposibles, pero son posibles.

Y si alguien cuenta estas historias de amor probado en el tiempo y en las dificultades, lo hace con cierto tono de nostalgia como si fueran cosas de «otra época». O en tono enfadado, porque consideran que es «cosa de otros tiempos» en que las mujeres no tenían otro camino que ser sumisas y aguantadoras, pues dependían económicamente de sus maridos y estaban sometidas por el hombre. Puede que en algunos casos sea cierto. Pero en muchos otros casos no lo es. Antes, ahora y después habrá muchos más matrimonios felices y duraderos que matrimonios fracasados. Y no es una quimera, es algo que se puede constatar. Es normal que todos los matrimonios sufran «crisis matrimoniales» las cuales, una vez superadas, consolidan más a los esposos en su relación y en su amor. Las crisis matrimoniales no tienen por qué estar abocadas al «fracaso matrimonial». 

Así es que no nos creamos tan ligeramente que el matrimonio está en peligro de extinción. Pero no deja de ser preocupante y alarmante tan alto índice de divorcios que tenemos en este momento. En el fondo de tanto divorcio puede latir una cierta mentalidad pesimista de nuestra época y nuestra cultura que considera imposible, e incluso indigno, que dos personas puedan entregarse de manera permanente, mutua y recíproca por amor. La situación histórica que hoy vive la familia se presenta como un «conjunto de luces y sombras» mostrando aspectos positivos y negativos. Hoy en día existe una conciencia más viva de la libertad personal y de la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio. Pero, de otra parte, nuestra época refleja cierta mentalidad divorcista que indica un escepticismo a la relación conyugal permanente y que lleva a las personas no entregarse con confianza a la fundación de una familia.

Se trata de un cierto «pesimismo antropológico» que considera imposible la entrega sincera de las personas en el matrimonio. Puede ser el resultado de una visión bastante individualista y egocéntrica de la vida, en la que el matrimonio queda reducido a ciertos intereses personales y propios y, una vez ya no se alcancen, puede rescindirse. Se trata también de una cierta falta de educación en el amor. Se nos educa para todo, menos para amar. Se nos habla mucho de libertad personal, pero poco de responsabilidad personal. Estamos inmersos en un mundo hedonista donde el esfuerzo es un «antivalor» y la comodidad y lo fácil son valores absolutos. El comprometerse en algo, el cumplir con la palabra dada, el hacer un proyecto de vida son comportamientos que no se asumen porque se cree que limitan a la persona.

Practicar virtudes requiere esfuerzo y dedicación y, especialmente, educación en las virtudes. Sólo así se consigue la madurez personal, la cual no tiene edad para alcanzarse. Quien es maduro, esforzado y virtuoso necesariamente es feliz, es optimista. Necesitamos educarnos en el optimismo para hacer frente a tanto pesimismo que nos rodea. Necesitamos ser optimistas para fundar familias optimistas y crear una sociedad más optimista. 

Ninguna persona moderna puede negar que el verdadero amor se prueba a lo largo de toda una vida. La lógica del amor es que no tiene lógica, pero el amor existe y es lo más eficaz para conseguir metas. A quienes consideran difícil, e incluso imposible, vincularse a una persona para toda la vida, a quienes son arrastrados por una cultura divorcista que se mofa del matrimonio fiel y permanente, es necesario anunciarles que sí es posible.

Por : Patricia Alzate Monroy, Abogada y Doctora en Derecho 

Por Patricia

11 comentarios en «¿Una mentalidad optimista del matrimonio frente a una mentalidad pesimista del divorcio?»
  1. Tradicionalmente en Aragón, las autoridades civiles celebran cada año una bella ceremonia en la que se premia con una estatuilla de “Los Amantes” a las parejas que cumplen sus bodas de oro (50 años de matrimonio). Son tantas las parejas que se inscriben anualmente, que deben seleccionar a unas cuantas para la ceremonia.

    Son matrimonios felices que hacen realidad lo que a algunos les parece una “utopia”, y es que sí es posible casarse para toda la vida.

    La edición de este año en Zaragoza, pueden verla en un breve vídeo de un minuto que acompaña la noticia bajo el titular: “Amores para toda una vida: Tolerancia, respeto y sobre todo paciencia. Éstos son los ingredientes para cumplir los 50 años de matrimonio”.

    http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=92042

    La edición de este año en Teruel, ha sido publicada bajo el título “Matrimonios de toda España recibirán en Teruel medallas de oro y plata”. En el fin de semana de San Valentín, 80 matrimonios de toda España vieron reconocida su trayectoria matrimonial de 25, 50 ó 75 años con la entrega de medallas de oro y plata en la capital turolense. Ésta es la trigésimo sexta vez que se realiza este acto en el que la Fundación Amantes recibirá la placa de Oro. A esta ceremonia asistió el seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque, quien también ha recibido la medalla de oro de los Amantes que otorga el Centro de Iniciativas Turísticas de Teruel con motivo de los actos en honor a los enamorados.

    http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=70536

  2. A propósito de la necesidad de crear una cultura optimista acerca del amor, del matrimonio y de la familia, cito como ejemplo una noticia aparecida en el día de ayer sobre las últimas estadísticas del divorcio en España, en general, y en Aragón, en particular:

    El 65% de los matrimonios contraídos en Aragón se rompen:

    En el año 2010 Aragón registró 4.477 matrimonios y 2.896 rupturas por lo que estadísticamente de cada cien uniones se produjeron 65 separaciones. A nivel nacional se originaron 75 rupturas familiares por cada cien matrimonios lo que significa tres separaciones por cada cuatro enlaces.

    El agravamiento de la tasa de rupturas/matrimonios está siendo “espectacular” ya que se ha pasado de 47 rupturas por cada cien matrimonios en el año 2000, a ser de 75 rupturas por cada cien matrimonios en el 2010, lo que representa un crecimiento del 60%. “De seguir esta tendencia ascendente en los próximos años, España registrará en un año tantas rupturas como matrimonios”.

    A nivel de Comunidades, Canarias es la región con mayor tasa de rupturas/matrimonios de manera que ya se producen anualmente más rupturas que matrimonios (121 rupturas por cada cien matrimonios), seguida de la Comunitat Valenciana (89 rupturas por cada cien matrimonios) y Cataluña (83 rupturas por cada cien matrimonios). Por su parte, el País Vasco con 57 rupturas por cada cien matrimonios, seguida de La Rioja y Navarra, ambas con 58 rupturas por cada cien enlaces son las Comunidades Autónomas con menos rupturas.

    Según el Presidente del Instituto de Políticas Familiares (IPF) de Aragón, las causas de esto se deben a que el matrimonio en España sufre una doble amenaza ya que no sólo se trata de la implementación de leyes regresivas como ley del divorcio exprés que están impulsando la ruptura familiar a pesar, incluso, de la crisis económica, sino que cada vez son menos los que desean iniciar su convivencia matrimonial, es decir, “cada vez se casan menos españoles”.

    “Los datos sobre rupturas matrimoniales confirman una situación crítica para los matrimonios en España y constatan la necesidad urgente de que las Administraciones hagan algo para evitarlo o, al menos, amortiguarlo”, ha manifestado el presidente del IPF. Ya que según ha indicado no se puede admitir que ante el principal problema que tienen las familias españolas las Administraciones públicas no lo aborden de inmediato. También considera que frente a la cultura de ruptura actual se debe desarrollar una cultura de reconciliación y no de promoción de más ruptura. “Instamos a los distintos partidos políticos a que aborden este problema sin dilación y que propongan soluciones y alternativas para reducir la ruptura familiar así como amortiguar los efectos negativos que se producen tanto en los cónyuges como en los hijos”, ha concluido.

    Propuestas del Instituto de Política Familiar (IPF) de Aragón:

    Algunas de las propuestas del Instituto de Política Familiar para facilitar los enlaces matrimoniales es la derogación de la Ley del Divorcio Exprés, desarrollar campañas específicas de sensibilización y concienciación y la importancia del matrimonio y la familia, así como la creación y promoción de los Centros de Orientación Familiar.

    Asimismo, proponen la creación de una Mesa de Expertos para abordar la situación de la ruptura familiar en España, la promoción de la custodia compartida, el fomento de medidas sobre protección de los cónyuges e hijos cuando la ruptura definitiva se ha producido y el impulso de medidas preventivas para ayudar a superar la conflictividad y las crisis familiares, según las recomendaciones del Consejo de Europa.

    Fuente: El Heraldo de Aragón, 1 de septiembre de 2011
    http://www.aragondigital.es/asp/noticia.asp?notid=86640&secid=9

Los comentarios están cerrados.