Cada vez hay más personas que deciden adquirir productos o servicios profesionales en Internet, un medio tan seguro como el tradicional, siempre y cuando tengamos presentes algunas normas básicas similares a las que empleamos en las compras tradicionales.

La Ley 34/2002, de 11 de Julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, regula todos los aspectos jurídicos que deben cumplir los proveedores de servicios en la contratación por vía electrónica. Esta Ley refleja las obligaciones que deben asumir las tiendas virtuales en sus compromisos de compraventa. El «E-Comerce» o Comercio electrónico es, irremediablemente, un sistema que avanza rápidamente en Internet y que hace que inevitablemente, tarde o temprano, tengamos que utilizar.

Si usted presta atención en la forma de comprar en Internet, desde que busca el producto más adecuado hasta que llega a su domicilio, encontrará similitudes que le harán llegar a la conclusión de que comprar en Internet nada tiene de diferente a hacerlo en la tienda de la esquina.

  • Para empezar, tenemos que tener presentes algunas mínimas precauciones de seguridad en nuestro ordenador como tener instalado y actualizado un antivirus, con la protección en tiempo real activada, y un cortafuegos, que impedirá entradas no deseadas en nuestro sistema. Ambas aplicaciones no suponen un excesivo gasto económico, incluso las hay gratuitas, y suelen ser fáciles de instalar y mantener.
    • Compárelo con la seguridad que tiene cuando efectúa sus compras en efectivo. También le pueden robar la cartera en plena calle.
  • ¿Va a comprar o le vienen a vender? No es lo mismo que usted por iniciativa propia vaya a la tienda en busca de un producto o servicio a que alguien por medio de correo electrónico (spam, phishing, etc) le ofrezca el mejor producto al mejor precio. La mayoría de estafas en la red necesitan de estas promociones para que usuarios ingenuos crean haber encontrado la «ganga» de su vida.
    • Estafas en las que llaman a su puerta o recepción de correos con propuestas de regalos seguros por la simple asistencia a reuniones, pueden ser los símiles en la vida real.
  • Compruebe a quién va a comprar. ¿Compra a una empresa o profesional o a un particular? Suele ocurrir que en subastas virtuales en las que adquirimos productos a particulares las leyes de consumo no nos protegen suficientemente y, en caso de conflictos, sólo nos queda acudir a la jurisdicción civil. Cualquier Web que tenga fines comerciales tiene que mostrar sus datos de forma pública y ser claramente visibles. Nombre de la empresa o persona física, dirección de la empresa, correo electrónico o teléfonos, NIF ó CIF, inscripción en el Registro Mercantil o en un Colegio Profesional, etc. Desconfié de empresas que sólo tengan apartado de correos en lugar de una dirección completa. Estos datos le servirán para efectuar futuras reclamaciones. Puede fiarse más de tiendas que se encuentren adheridas a algún sistema de arbitraje. Suelen reconocerse porque tienen algún distintivo que las identifica (por ejemplo «confianza en línea»). Si existe un teléfono de atención al cliente llame e infórmese. También puede buscar referencias en buscadores o foros acerca de otros compradores que hayan utilizado la Web.
    • Cuándo necesita los servicios de un dentista, usted se informa de su reputación o es aconsejado por un amigo, observa su lugar de trabajo, etc.
  • Lea atentamente las condiciones de venta o contratación. Al fin y al cabo es el pacto o contrato que suscribirá cuando efectué la compra o demande un servicio. Todo lo referente a la forma de entrega, condiciones de pago, posibilidad y condiciones de devolución, posibles penalizaciones, etc.
    • Seguramente cuando está físicamente en la oficina de cualquier profesional le pregunta acerca de todas las condiciones del servicio o del producto que le va a vender.
  • Atento a los gastos de envío. Estos suelen aumentar el coste de la compra de forma notoria y si la realizamos en el extranjero todavía más.
    • Ocurre algo similar en comercios tradicionales. Por ejemplo cuando nos traen la compra del supermercado a casa.
  • ¿Es seguro el entorno de la tienda donde va a comprar? El acceder y navegar por el catálogo de una tienda virtual no requiere una seguridad añadida. Lo importante es que al momento de requerirnos los datos de nuestra tarjeta y efectuar el pago, se lleve a cabo bajo en un entorno seguro. Una forma sencilla de comprobarlo es que a la hora de dejar los datos de la tarjeta de crédito comprobemos en la barra de navegación que la dirección de la página comienza por «https://». Normalmente las páginas Web comienzan por «http://». También podemos identificar el entorno seguro y protegido cuando aparece el dibujo de un candado cerrado en la parte inferior del navegador.
    • No es lo mismo comprar en una superficie comercial, en un mercadillo al aire libre o a un particular desconocido.
  • ¿Qué forma de pago conviene utilizar? Desde luego la más segura es el contra reembolso aunque también suele ser un poco más cara. También podemos optar por la transferencia bancaria (aunque el comprador paga los costes de la transacción) y la demora es de 1 ó 2 días. En compras online (descargas de archivos, documentos, programas informáticos, claves de acceso a servicios Web, etc) la tarjeta de crédito o plataformas de pago virtuales como Paypal o Epagado suelen ser opciones bastante extendidas, además de no suponer ningún coste para los compradores.
  • Guarde el justificante de compra, pedido o contrato del servicio. Puede imprimir la página que contiene los datos de la empresa y los términos generales del contrato.
    • En las tiendas tradicionales el ticket de compra es imprescindible para devolver la compra incluso para hacer efectiva la garantía del producto.
  • En caso de reclamación, ¿cómo debo proceder? Deberá hacerla por escrito, por medio de carta certificada, Burofax (coste de 20 a 30 € en Correos) u otro medio similar. En la reclamación deberán figurar los datos del comprador (nombre y apellidos, dirección, dni …) así como los del pedido (fecha, número de factura, precio …). Indicaremos el motivo de la reclamación y lo que pretendemos reclamar. Es importante guardarse una copia. Si no obtenemos respuesta o no quedamos conformes reclamaremos a las autoridades de Consumo. En caso de que la empresa esté adherida al arbitraje podemos utilizar este medio. En última instancia siempre podemos acudir a los tribunales.
    • El mismo procedimiento para tiendas tradicionales con la única diferencia que en estas están obligadas a facilitarnos el libro de reclamaciones.